Rendirse, escapar o contraatacar ¿sabes cuál es tu estilo?
Te has llegado a sentir así en algún momento de tu vida, en el cual concibes que no hay otro camino o salida y que necesitas rendirte, escapar o en el mayor de los casos contraatacar. Pues bueno, sigue leyendo si quieres saber más sobre los mecanismos que tenemos con respecto a nuestras trampas vitales, las cuales se organizan activamente a través de nuestras experiencias. Pero, para hondar un poco más en el tema, debemos tener claro que nuestras trampas vitales son patrones que inician en nuestra infancia y se repiten a lo largo de nuestra vida, y respecto a ello cada trampa tiene su inicio u origen en alguna experiencia o situación vivida en nuestra infancia.
Por lo tanto, nuestras trampas operan de manera abierta en nuestra cotidianidad influyendo de forma directa e indirecta, en lo que pensamos, sentimos y hacemos. ¿Qué hay que tener en cuenta con respecto a esto? Que cada persona posee un temperamento distinto, lo que conlleva a que cada conducta sea diversa independientemente de que se posea la misma trampa vital. Entonces de acuerdo con esto, poseemos tres estilos diferentes para afrontar nuestra trampa vital: RENDIRSE, ESCAPAR O CONTRAATACAR.
Por consiguiente, hablaremos de cada una de ellas y la forma en las que se puede afrontar.
Rendirse, una de las maneras en las que se puede evidenciar, es que los pacientes que poseen este estilo suelen tener conductas muy arraigas en su vida sobre su trampa vital. Entonces utilizamos el afrontamiento de rendirnos como mecanismo, eso quiere decir, que solemos distorsionar la perspectiva de las situaciones que nos acontecen, con la finalidad de confirmar nuestra trampa. Un ejemplo de esto podría ser, si tenemos una trampa vital de imperfección, se puede llegar a pensar constantemente que los demás nos van a rechazar por nuestros defectos, lo que quiere decir que, en este estilo de afrontamiento, habría un pensamiento de predisposición constante en como interpretamos las situaciones como prueba de nuestras imperfecciones. De acuerdo con esto, se puede llegar a tener conductas desmesuradas cada que nuestra trampa vital se active, lo que nos llevaría a buscar parejas y situaciones que nos confirmen nuestra creencia. Este estilo de afrontamiento incluye patrones autodestructivos, que suelen ser repetitivos, lo que lleva muchas veces a que los pacientes crean o sientan que es imposible cambiar.
Escapar, este estilo de afrontamiento se caracteriza cuando al paciente le cuesta aceptar o ser consientes de la trampa vital e intentan constantemente huir de ella. La manera más común de afrontar desde el escape es evitar constantemente pensar o sentir desde nuestra trampa vital, lo que conlleva a que las personas tengas conductas en exceso con la finalidad de activar nuestra trampa. Un ejemplo de esto podría ser, si tenemos la trampa vital del fracaso, se puede llegar a pensar que no se es tan competente como los demás en las otras áreas, lo que quiere decir que, en este estilo de afrontamiento, el sujeto puede evitar los trabajos o aceptar algún ascenso, por el constante miedo a fracasar y no ser lo suficientemente competente como la mayoría de las personas. Que es importante que tengamos en cuenta, a la hora de conocer este estilo de afrontamiento. Entre más intentemos escapar de nuestra trampa vital, más se nos dificultará enfrentarnos a la verdad, y, por lo tanto, permanecer estancados en el mismo punto.
Contraatacar, la forma en la que se confronta la trampa vital desde este estilo es haciéndonos creer a nosotros mismos y a los demás todo lo contrario a lo que sentimos o pensamos, mediante comportamientos de compensación. Que quiere decir esto, las personas suelen creer que son especiales, superiores o que todo lo que hacen o piensan es perfecto aferrándose a ese pensamiento como un mecanismo. Un ejemplo podría ser, si se presenta una trampa vital de imperfección, se suele tener comportamientos de grandeza en la que pocas veces se suele aceptar o reconocer sus faltas o errores y se crean situaciones, en las que el sujeto esta por encima de los demás, invalidando la situación, y cuando se ve expuesto a su trampa vital suele enfadarse y en ocasiones ser ofensivo con aquellas personas. De acuerdo con esto, que podemos tener en cuenta, el estilo de contraataque no da paso a generar estrategias de aprendizaje con respecto a los fracasos y limitaciones que puede llegar a generar la trampa.
Por consiguiente, los estilos de afrontamiento con respecto a nuestras trampas vitales nos permiten crear mecanismos de comportamientos, lo que hay que tener en cuenta es que estos nos pueden generar tanto malestar interno, como malestar externo con nuestro diario vivir. Cada persona es distinta y cada trampa puede tener uno o mas de un estilo de afrontamiento, por eso es menester reconocer cual es el tuyo y en caso de malestar, buscar la ayuda de un profesional de la salud mental, recuerda lo ideal es poder enfrentarnos a nuestras trampas vitales con eficacia, sin tener que acudir a uno de estos estilos de afrontamiento.
Sara Lucía Uribe Marín