¿Por qué nos cuesta cerrar ciclos?

Una de las preguntas más frecuentes en consulta suelen tener relación con “el cerrar ciclos” ¿cómo hacerlo?, ¿cómo olvidar a esa persona que fue importante?, ¿cómo despedirme de ese trabajo al que le dediqué mi vida?, ¿Por qué no soy capaz de irme? .
Si estás pasando por alguno de estos momentos y te haces estos cuestionamientos constantes, en este blog puedes encontrar algunas respuestas.
1. Te resistes al cambio:
La primera parte, será la aceptación, cuanto más resistencia exista, más lento será el proceso, muchas veces nos aferramos a lo que conocemos aunque esto sea malo, alargamos situaciones que aunque no son cómodas, son conocidas y justificamos comportamientos o situaciones por miedo a cerrar ciclos. Para Freud, la resistencia al cambio se produce por nosotros mismos, ya que nos rehusamos a tomar posturas drásticas por miedo a lo que vendrá, la persona siempre estará más cómoda en lo conocido, así eso implique su propia enfermedad.
2. Depositamos nuestras expectativas en el otro:
Cuando soñamos algo y lo conseguimos, nos cuesta dejarlo ir aunque eso sea necesario, tenemos la convicción de lo que queremos, ejm “tener un matrimonio e hijos”, “ascender en el trabajo y llegar a la posición de coordinador” y nos trazamos la meta sin importar los obstáculos o las situaciones por las que debamos pasar, nos quedamos en relaciones dañinas por miedo a lo que perderíamos, así eso implique mi felicidad, no estamos dispuestos a renunciar a ello por lo que tanto hemos trabajado, ya que es una inversión que rehusamos a soltarlo.
3. Por qué amamos desde el miedo:
Utilizamos frases como “si te vas, me muero” o “sin ti no soy capaz”, “Tú eres mi felicidad” la pérdida de este ser amado nos remonta a todo lo que hemos perdido a lo largo de nuestra vida, podemos interiorizar como en la infancia me hizo falta amor, guía, comprensión, el no tener personas presentes y nos podemos en posición infantil, cómo el niño que necesita alguien que se ocupe de sus necesidades básicas emocionales ya qué necesito al otro para que me acaricie, para que me hable, para que esté conmigo, Para no sentirme solo, y lo cierto es que me angustia la separación por qué se me activa todos los abandonos sufridos en la infancia, esto se agudiza cuando no trabajo en todos esos traumas infantiles, cuando no trabajo esa carencia no suplida. De esta forma, muchas veces nos vinculamos para que mis parejas suplan esas necesidades de amor que me hicieron falta.
Las personas que aman desde el miedo, son las que más sufren en el amor, Ya qué necesitan al otro cómo mecanismo de protección, porque se sienten inferiores, desprotegidos y con sentimientos de vacío constante en su vida.
Estas son las razones por las que las personas les cuesta soltar, cuando no se trabaja en esas carencias emocionales, cuando depositamos toda la energía en esa relación, es normal que me sienta devastado al sentir esa perdida y me quiera aferrar por evitar el sufrimiento.
Aquí la importancia de trabajar en las necesidades, de ocuparme de mí para después ocuparme del otro.