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Quiebres Inesperados

Quiebres Inesperados

Por: Melissa Morales Rúa
Psicóloga | Mg. En Terapia Familiar y de Pareja

Los vínculos no siempre se rompen de golpe, pero a veces la vida abre fisuras donde menos se espera. Un embarazo suele ser imaginado como un tiempo de expansión afectiva, de proyecto y de esperanza; por eso, cuando aparece una infidelidad en medio de esta etapa, la fractura se siente aún más profunda.

Este texto explora lo que sucede en la pareja cuando el quiebre ocurre en uno de los momentos más significativos del ciclo vital.

La llegada de un bebé suele estar asociada a expectativas de conexión, seguridad y crecimiento, por lo que descubrir una infidelidad en medio del embarazo representa un quiebre emocional profundo.

En esta etapa, las parejas atraviesan transiciones que pueden intensificar tensiones previas, y la infidelidad irrumpe como un evento que fractura la confianza y reconfigura la experiencia de la gestación (Campo, 2023).

Aunque las causas pueden ser diversas, se ha encontrado que la vulnerabilidad del vínculo, los cambios en la dinámica afectiva y
la evitación del conflicto pueden crear condiciones donde la distancia emocional se amplifica (Garrido Fernández & Jaén Rincón, 2017).

A medida que avanza el embarazo, se transforman los roles, las expectativas y las necesidades de ambos miembros de la pareja, lo que puede generar desequilibrios que no siempre se expresan de forma abierta.

Cuando la comunicación se debilita, el estrés aumenta y las demandas emocionales no se nombran, algunos individuos buscan regulación afectiva por fuera de la relación, aunque esto esté lejos de ser una justificación para el daño causado (Guzmán González et al., 2013).

Con ello se evidencia que la infidelidad, más allá de un acto aislado, suele ser un síntoma de procesos relacionales no resueltos.
Sin embargo, que tenga un componente relacional no anula la responsabilidad individual.

El acto de ser infiel es una decisión con impacto profundo en la pareja, en la mujer gestante y en el proyecto familiar, y reparación exige asumir coherentemente esa responsabilidad.

La literatura insiste en que reconocer el daño, sostener la verdad sin fracturas, y adoptar conductas claras de transparencia son condiciones mínimas para cualquier intento de reconstrucción (Greenberg & Woldarsky, 2022). A la vez, quien ha sido herida necesita un espacio para expresar su dolor, comprender sus necesidades y proteger su bienestar sin sentirse apresurada a decidir.

Las consecuencias emocionales para la mujer pueden ser especialmente intensas durante el embarazo. Esta etapa implica cambios fisiológicos, hormonales y psicológicos que pueden amplificar el impacto del estrés, la traición y el desconcierto (Cano Vindel, 2011).

Muchas mujeres describen un colapso interno entre la ilusión del bebé y el dolor del quiebre, y la evidencia muestra que el estrés
relacional puede afectar la experiencia emocional de la gestación y la percepción de seguridad interna (Feldman, 2012). Por eso, más que exigir fortaleza, se debe abrir espacio para nombrar lo que ocurre y reconocer el impacto real de la herida.

Aunque algunas parejas logran reconstruirse después de una infidelidad, el embarazo introduce un nivel de complejidad adicional. La decisión de continuar o no la relación debe darse con tiempo, información y acompañamiento, sin presiones externas ni internas.

La reparación es posible solo si existe voluntad genuina, cambios sostenidos y un proceso claro de reconfiguración de acuerdos;
de lo contrario, insistir en sostener la vida en pareja puede profundizar el daño (Johnson, 2020). Al mismo tiempo, la separación también puede ser un camino legítimo si la confianza no logra restablecerse.

Para transitar el quiebre, la pareja necesita comprender lo ocurrido, reconstruir o redefinir acuerdos, establecer límites y crear condiciones para un diálogo honesto, incluso cuando resulte incómodo. La evidencia muestra que el trabajo emocional —sea a través de conversaciones profundas, redes de apoyo o acompañamiento profesional cuando la persona lo considere pertinente— facilita la regulación afectiva y la toma de decisiones que prioricen el bienestar (Rogers, 2009; Cano Vindel, 2011).

Lo esencial es que la mujer gestante tenga la posibilidad de ser escuchada sin juicio, reconocida en su experiencia y acompañada en la
construcción de un horizonte más claro.

Finalmente, es fundamental reconocer que la infidelidad durante el embarazo no solo hiere la relación, sino que impacta profundamente la experiencia emocional de la mujer. Más allá de que busque o no un acompañamiento psicológico, lo esencial es que cuente con un entorno donde pueda expresar lo que siente sin presiones, donde se valide la gravedad de lo ocurrido y donde tenga la posibilidad de ordenar sus pensamientos con claridad.

Este tipo de contención favorece la comprensión de lo vivido, reduce la confusión propia de la crisis y permite tomar decisiones desde la lucidez y no desde el shock (Rogers, 2009). La evidencia señala que los contextos de apoyo emocional —sean familiares, de pareja o
sociales— favorecen una mayor regulación afectiva y reducen el riesgo de síntomas asociados al estrés durante etapas sensibles de la vida, como el embarazo (Cano Vindel, 2011).

Lo más urgente es proteger su salud emocional y física, y a partir de ahí decidir —con responsabilidad y tiempo— si se reconstruye
o se cierra la relación.

REFERENCIAS

  • Cano Vindel, A. (2011). Manual de psicología de la salud: Estrategias para el bienestar emocional. Editorial Síntesis.
  • Campo, C. (2023). Terapia de pareja e infidelidad: un modelo de diagnóstico relacional e intervención terapéutica desde la perspectiva
    sistémica. Ediciones Morata.
  • Feldman, R. (2012). Parent–infant synchrony: Biological foundations and developmental outcomes. En H. Keller (Ed.), Enciclopedia sobre el desarrollo de la primera infancia.
  • Garrido Fernández, M., & Jaén Rincón, P. (2017). Psicoterapia de parejas (2.ª ed.). Editorial Síntesis.
  • Greenberg, L. S., & Woldarsky, A. (2022). El perdón y el dejar ir en la Terapia Focalizada en las Emociones. Desclée De Brouwer.
  • Guzmán González, M. P., Alfaro, I., & Armenta, C. (2013). Perdón y satisfacción marital: Una mirada desde lo sistémico.
    Salud &; Sociedad, 4(3), 67–84.
  • Johnson, S. (2020). Hacer el amor perdurable. Editorial Elefthería. Rogers, C. (2009). El proceso de convertirse en persona. Paidós.

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