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Violencia en las parejas

Violencia en las parejas
Violencia en las parejas

La violencia doméstica y en el noviazgo, es un patrón coercitivo de conductas consciente e intencional que, por acción u omisión, manifiesta un miembro de la familia, causando un daño o amenaza de daño físico, abuso psicológico repetitivo, agresión sexual, aislamiento social progresivo, intimidación o coacción económica. La violencia doméstica se perpetra por adultos o adolescentes contra sus parejas en relaciones de noviazgo, actuales o pasadas, en relaciones de matrimonio o convivencia, independientemente su orientación sexual. García & Robles (2012) citado por Batiza, F. (2016).

En muchas ocasiones, cuando se ejecutan actos violentos en las parejas, sea hombre o sea mujer, se puede perpetuar y hasta normalizar lo que ocasiona que en cada episodio se aumente la gravedad, algo inexplicable es el porqué una persona continúa con su pareja después de haber sido víctima de un acto violento. Diversos investigadores han estudiado la violencia entre parejas y su evolución, en los cuales han encontrado interesantes resultados. Uno de los estudios más importantes fue el realizado por Walker (1979) citado por Batiza, F. (2016), quien observó que se pueden dar tres escenarios en la violencia entre pareja:

1) Primer ciclo: la víctima del maltrato podría sufrir abuso verbal y emocional, también pueden existir pequeños incidentes de violencia física (pequeños empujones o bofetadas). En respuesta, la víctima puede intentar pacificar la situación, siendo esta pasividad un reforzador para la conducta del victimario. Así se da paso al segundo ciclo.

2) Segundo ciclo: comienza un evento de violencia mucho más grave, aquí la gravedad del suceso puede variar, es decir, no existe una medida exacta en este escenario, se pueden causar lesiones físicas graves o llegar a la muerte de la víctima. Posteriormente del suceso, probablemente exista una separación o un alejamiento entre la pareja, por lo cual se entra al tercer ciclo

3) Tercer ciclo: Aquí el victimario intentará realizar una reconciliación con su pareja, haciendo diversas promesas, entre ellas que está arrepentido de lo sucedido y que cambiará su comportamiento.

Sin embargo, en muy pocos casos el victimario cambia su comportamiento, al contrario de lo prometido, la pareja se inserta en una espiral en la cual el ciclo de la violencia se repite constantemente y en cada episodio la gravedad de los eventos va en aumento. En muchas ocasiones “el amor hacia la pareja”, “el miedo a la soledad”, “los hijos” pueden ser excusas con las que la víctima se escuda para no dejar al victimario, también es posible que el victimario utilice las amenazas y la intimidación para evitar que su pareja lo deje.

Es por esto que si tu pareja empieza a presentar las siguientes conductas es violenta:

  • Si tu pareja comienza a controlar tu vestimenta, y te dice que es vulgar y que no te respetas, no es amor.
  • Si tu pareja cada vez que hay una discusión grita o te hiere emocionalmente, no es amor.
  • Si tu pareja en cada discusión te empuja, aprieta alguna extremidad o golpea, no es amor.
  • Si tu pareja comienza a controlar tu celular, te obliga a eliminar contactos y hasta cerrar redes sociales, no es amor.
  • Si tu pareja comienza a prohibirte amistades, argumentando que no puedes salir sin él o ella, no es amor.
  • Si tu pareja utiliza el chantaje para ponerte en contra de tu familia, no es amor.

Bibliografía

Álvarez, F. J. B. (2017). La violencia de pareja: Un enemigo silencioso. Archivos de criminología, seguridad privada y criminalística, (18), 144-151.

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