¿Qué hacer si ya no me entiendo con mi pareja?
Según Gary Chapman, autor del libro: “las 4 estaciones del amor”. Las relaciones de pareja transitan por épocas similares a las que se dan en las estaciones de la naturaleza. Verano y primavera con un sol radiante y días calurosos como lo es esa etapa de enamoramiento en la que puede empezar un noviazgo; luego se ejemplifica la etapa en la que se empieza a descubrir los defectos del ser amado y todos los ideales caen rápidamente como las hojas de un árbol en otoño; finalmente, llega a todo matrimonio una temporada de frío y lluvias, que ponen en gran riesgo la tranquilidad y unión de los cónyuges.
La anterior, es una analogía maravillosa para entender que todas las parejas transitarán por momentos difíciles en la medida que avanzan juntos por la vida; y para ello se hace necesario poner en práctica herramientas que permitan solucionar la discordia y la inconformidad para avanzar al acuerdo y la negociación.
¿Qué es un acuerdo?
Básicamente es una decisión que se aprueba o acepta en común por varias personas. En pareja es indispensable generar acuerdos cuando surgen conflictos o diferencias, si estos se llevan a cabo y se cumplen a cabalidad le permitirán convivir en armonía a todos los miembros del hogar.
¿Cómo llegar a acuerdos?
- Identifique sus diferencias. El proceso de generar acuerdo inicia identificando: ¿Qué me molesta?, ¿Por qué me irritan estas cosas?, ¿Qué diferencias revelan estos asuntos incomodos? En la mayoría de los casos, la razón del malestar radica en que su cónyuge no hace algo de la forma como usted lo haría. Es importante tener claro que este comportamiento no es utilizado solo con usted, sino que en la mayoría de veces esta tendencia se evidencia en otros aspectos de su vida.
- Busquen a alguien de confianza e imparcial, en quien puedan obtener guía y acompañamiento oportuno. En muchas ocasiones cada uno de los cónyuges buscan consejo en un familiar o amigo, quien ya podría estar sesgado por la información que le proporcionamos, dado que esta versión ha sido contada a nuestro amaño y desde nuestra cosmovisión (lo cual no quiere decir que sea la correcta). En este sentido, si los dos acuden a la misma persona, podrán dar la información completa y obtener una sugerencia y recomendación sin prejuicios.
- Tomen la decisión procurando el bienestar de ambos y no de uno solo. La negociación implica que ambos renuncien a algo, por el bien del otro. Quizá en algunos momentos haya un cónyuge que deba ceder un poco más y viceversa; una brújula que les dará norte será preguntarse: ¿la decisión que vamos a tomar nos hará crecer como pareja?, ¿este nuevo paso hacía donde nos puede llevar a futuro?, ¿vale la pena el sacrificio que haremos?, ¿quién de los dos puede renunciar en este momento a eso que nos genera conflicto?
- Busquen los puntos fuertes de sus diferencias. Todas las diferencias tienen un lado positivo, (teniendo claro que estas no atenten contra nuestra moral o conciencia). No tenemos que ver las nuestras como irritantes, o querer modificar a toda costa la conducta del otro. Pueden descubrir un plan para sacarle provecho, como el equilibrar mejor el tiempo, practicar lo que el cónyuge disfruta o permitirse tiempo a solas mientras él o ella se ejercita; entre otras.
Por último y no menos importante, ¡No abandone el barco!
En los momentos difíciles, de incertidumbre y caos, no abandone el barco. Baje la intensidad de las emociones, busque un tiempo a solas, donde pueda reflexionar y pensar lo que va a decir o hacer, respira profundo, y valore todo el camino que han recorrido juntos.
