ENAMORAMIENTO: PURA Y FÍSICA QUÍMICA

La dopamina es un neurotransmisor asociado con los sistemas de recompensa y placer en el cerebro, desempeña un papel crucial en las relaciones de pareja, especialmente durante las etapas iniciales del vínculo afectivo. Desde una perspectiva neurobiológica, el enamoramiento activa intensamente los circuitos dopaminérgicos, generando una sensación de euforia, motivación y deseo por la persona amada. Cárdenas (2020) expone que este neurotransmisor activa un mecanismo cerebral llamado circuito de recompensa, el cuál impulsa a repetir comportamientos en búsqueda del placer. Explica, que la recompensa se experimenta tras una meta cumplida o después de la toma de una decisión, así mismo por la capacidad de autorregulación frente a lo que puede causar daño a mediano o largo plazo, influye también en la motivación, la regulación de las emociones y el deseo sexual.
Igualmente, según Fisher, Aron y Brown (2006), en las fases iniciales de una relación romántica, los niveles de dopamina aumentan de manera significativa, lo que contribuye a la intensa atracción, al interés constante en la pareja, a la sensación de bienestar y euforia. Este estado puede compararse con el efecto de ciertas sustancias estimulantes, ya que refuerza el vínculo emocional y fomenta la interacción frecuente entre los integrantes de la relación.
No obstante, esta activación dopaminérgica no se mantiene indefinidamente. A medida que la relación avanza hacia etapas más estables, el cerebro experimenta una regulación de los niveles de dopamina, lo cual explica la disminución gradual de la intensidad emocional característica del enamoramiento. Es importante destacar que esta transición no implica necesariamente una pérdida de afecto o interés, sino una transformación hacia formas de conexión más profundas y sostenibles. Acevedo y Aron (2012) explican que, aunque el impacto inicial de la dopamina disminuye, otras sustancias químicas, como la oxitocina y la vasopresina, desempeñan un rol fundamental en la consolidación de la cercanía y la confianza en relaciones a largo plazo.
Por otra parte, la percepción de que "la magia se acaba" en una relación está frecuentemente asociada a esta regulación dopaminérgica. Sin embargo, este proceso puede gestionarse de manera activa por las parejas, permitiendo mantener la satisfacción y la novedad en el vínculo.
Según Aron, Norman y Aron (2000), participar juntos en actividades novedosas y estimulantes puede reactivar los circuitos de recompensa dopaminérgicos, promoviendo emociones positivas y fortaleciendo el vínculo afectivo. Por ejemplo, involucrarse en actividades que impliquen desafío fomenta una excitación compartida que puede revitalizar la conexión emocional.
Así pues, es fundamental entender que la dopamina no desaparece en una relación, sino que se ajusta a los cambios naturales en la dinámica de la pareja. Este proceso permite que el vínculo evolucione hacia una etapa donde la estabilidad y la seguridad adquieren mayor protagonismo. Sin embargo, mantener activa la dopamina requiere esfuerzos conscientes para evitar la rutina y fomentar experiencias compartidas que mantengan el interés mutuo. Fisher y colaboradores (2016) sugieren que enfocarse en la novedad, la sorpresa y el reconocimiento mutuo puede estimular los sistemas cerebrales relacionados con la recompensa, ayudando a las parejas a
preservar la satisfacción emocional con el tiempo.
De igual forma, la comunicación es un elemento relevante en la regulación dopaminérgica dentro de las relaciones. Interacciones positivas, como expresar gratitud, elogiar las cualidades del otro o compartir momentos de alegría, pueden activar los sistemas de recompensa y fortalecer el vínculo. Según Murray, Holmes y Collins (2011), las parejas que practican estas formas de interacción positiva de manera regular consiguen niveles más altos de satisfacción y una mayor percepción de conexión emocional, lo cual refuerza la importancia de la dopamina como modulador del bienestar relacional.
En síntesis, la dopamina desempeña un papel esencial en las relaciones de pareja, especialmente en las primeras etapas, donde fomenta la atracción y la conexión emocional. Aunque sus niveles tienden a estabilizarse con el tiempo, este neurotransmisor puede seguir siendo un componente clave si las parejas cultivan experiencias estimulantes y una comunicación positiva. Comprender estos procesos no solo ayuda a desmitificar la idea de que el amor está destinado a desvanecerse, sino que también ofrece herramientas prácticas para mantener vínculos saludables y satisfactorios a lo largo del tiempo.
Melissa Morales Rúa
Magíster en Terapia Familiar y de Pareja
Psicóloga
Referencias:
Acevedo, B. P., & Aron, A. (2012). Correlatos neuronales del amor romántico a largo plazo.
Ciencias Cognitivas y Sociales, 7(2), 145-159.
Aron, A., Norman, C. C., & Aron, E. N. (2000). Participación compartida de las parejas en actividades novedosas y estimulantes. Psicología de la Personalidad y Social, 78(2), 273-284.
Cárdenas, J. (2020). ¿Qué es la dopamina y cómo influye en nuestro bienestar? Blog de Psicología UPB. https://www.upb.edu.co/es/central-blogs/salud-y-bienestar/que-es-dopamina-como-influye-nuestro-bienestar
Fisher, H. E., Aron, A., & Brown, L. L. (2006). Amor romántico: Un sistema cerebral mamífero para la elección de pareja.
Transacciones Filosóficas de la Real Sociedad B: Ciencias Biológicas, 361(1476), 2173-2186.
Fisher, H. E., Xu, X., Aron, A., & Brown, L. L. (2016). Amor romántico, intenso y apasionado: Una adicción natural. Mantenimiento de Relaciones de Pareja, 1(1), 65-80.
Murray, S. L., Holmes, J. G., & Collins, N. L. (2011). Regulación de riesgos en relaciones: El sistema de aseguramiento óptimo. Boletín Psicológico, 137(5), 641-666.